Curso-Taller Biografía Literaria de la Ciudad de México

A partir del 24 de junio y hasta el 26 de Agosto, acompáñenos al Curso Taller Biografía Literaria de la Ciudad de México.

Diez sesiones vía zoom, cada jueves a las 22:00.

En cada sesión material de lectura exclusivo, multimedia y grabación de la clase.

Conozca la historia de la Ciudad de México, sus épocas y rincones, a través de sus escritores, cronistas y poetas.

Visite las calles y barrios de la Ciudad retratadas en libros de todos los tiempos.

Publicación de ensayos de los participantes.

Costo: $1,200.00

Biografía literaria de la Ciudad de México

La lista tonta de los jueves: Revisitando la Unión Soviética

Desde la esperanza del proletariado hasta los infiernos de Stalin, de la fraternidad de los pueblos hasta las invasiones de la guerra fría; desde la victoria sobre el fascismo hasta la derrota en Afganistán. La Unión Soviética es y seguirá siendo un momento álgido en la historia del mundo. Una visión en veinte novelas.

Corazón de perro. Mihail Bulgakov.
http://unlibroaldia.blogspot.com/2018/04/mijail-bulgakov-corazon-de-perro.html

El Maestro y margarita. Mihail Bulgákov.
https://www.letraslibres.com/mexico/el-maestro-y-margarita-mijail-bulgakov

Viaje a la URSS. John Steinbeck.
https://elpais.com/cultura/2012/07/16/actualidad/1342457976_231111.html

Archipiélago Gulag. Alexander Solyenitzin.
https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20181204/453312133025/aleksandr-solzhenitsyn-archipielago-gulag-urss-rusia-libros-nobel-literatura.html

La guerra no tiene rostro de mujer. Svetlana Alexievich.
https://elpais.com/cultura/2015/12/07/babelia/1449488135_696945.html

Homo soviéticus. Svetlana Alexievich.
https://www.acantilado.es/catalogo/el-fin-del-homo-sovieticus/

Poema pedagógico. Antón S. Makarenko.
http://www.nocierreslosojos.com/anton-semionovich-makarenko-poema-pedagogico/

El cero y el infinito. Arthur Koestler.
https://elpais.com/diario/1983/03/04/cultura/415580404_850215.html

Los niños de Arbat. Anatoly Rybakov.
http://www.culturaca.com/ninos-del-arbat-de-anatoli-rybakov-stalin-desencadenado/

El niño 44. Tom Rob Smith.
https://www.penguinlibros.com/es/novela-negra-misterio-y-thriller/37547-el-nino-44-9788498388091

Doctor Zhivago. Borís Pasternak.
https://www.lavanguardia.com/libros/20200225/473757687631/doctor-zhivago-lara-prescott-pasternak-cia.html

Campos roturados. Mijaíl Shólojov.
https://librosdrsamano.com/products/campos-roturados-2-volumenes-mijail-sholojov

Un cuento. Daniil Jarms
http://revistababar.com/wp/un-cuento/

La caza del Octubre Rojo. Tom Clancy
https://www.alibrate.com/libro/la-caza-del-octubre-rojo/59872ea0cba2bce50c1d4596

Vida y destino. Vasili Grossman.
https://www.tierraadentro.cultura.gob.mx/a-sesenta-anos-de-vida-y-destino/

Regreso de la URSS. André Gide.
http://izquierdaweb.com/el-regreso-de-la-urss-de-andre-gide/

Las rosas de Stalin. Monika Zgustova.
http://palabrasquehablandehistoria.blogspot.com/2016/03/las-rosas-de-stalin-monika-zgustova.html

Los que vivimos. Ayn Rand.
https://www.planetadelibros.com/libro-los-que-vivimos/310233

Gente, años, vida. Ilia Ehrenburg.
https://www.acantilado.es/catalogo/gente-anos-vida/

Diario de 1920. Isaak Babel.
https://www.nexos.com.mx/?p=7591

Las citas de los viernes: Alfonso Reyes y la Oración del 9 de febrero

La Oración del 9 de febrero es un libro único en la obra de Alfonso Reyes, una confesión histórica y un bálsamo espiritual a la muerte de su padre; para abrir el fin de semana, esta pequeña muestra de una obra memorable:

Pero ya me canso de rogar, aun a mis mejores amigos —no que se tomen el trabajo de leer mis ciento y pico de libros publicados hasta hoy, que sería mucho pedir—, sino que pasen los ojos por la lista de mis obras, antes de lanzar generalizaciones sobre mi carrera de escritor.

En la última inundación, el río se llevó la mitad de nuestra huerta y las caballerizas del fondo- Después se deshizo la casa y se dispersó la familia. Después vino la revolución. Después, nos lo mataron..

La venganza se resolvía en besos y caricias

Bien es cierto que esos pocos días me compensaban de largas ausencias porque era la suya una de esas naturalezas cuya vecindad lo penetra y lo invade y lo sacia todo. Junto a él no se deseaba más que estar a su lado. Lejos de él, casi bastaba recordar para sentir el calor de su presencia.

Siempre el evocarlo había sido para mí un alivio. A la hora de las mayores desesperaciones, en lo más combatido y arduo de las primeras pasiones, que me han tocado, mi instinto acudía de tiempo en tiempo al recuerdo de mi padre, y aquel recuerdo tenía la virtud de vivificarme y consolarme. Después —desde que mi padre murió—, me he dado cuenta cabal de esta economía inconsciente de mi alma. En vida de mi padre no sé si llegué a percatarme nunca…

Yo nunca vi llorar a mi padre. Privaba en su tiempo el dogma de que los varones no lloran. Su llanto me hubiera aniquilado. Acaso escondiera alguna lágrima. ¡Sufrió tanto! Mi hermana María me dice que ella, siendo muy niña, sí lo vio llorar alguna vez, a la lectura de ciertos pasajes históricos sobre la guerra con los Estados Unidos y la llegada de las tropas del Norte hasta nuestro Palacio Nacional.
Como él sólo dejaba ver aquella alegría torrencial, aquella vitalidad gozosa de héroe que juega con las tormentas; como nunca lo sorprendí postrado; como era del buen pedernal que no suelta astillas sino destellos, me figuro que debo a él cuanto hay en mí de Juan-que-ríe. A mi madre, en cambio, creo que le debo el Juan-que-llora y cierta delectación morosa en la tristeza.

Yo bien hubiera querido — y mi ternura se atrevió a sugerírselo— verlo consagrado a escribir sus memorias cuando regresó de Europa, en vez de verlo intervenir a destiempo en los últimos acontecimientos que lo condujeron a un fin trágico. Pero era difícil que prevaleciera el deseo de un muchacho sin experiencia (para colmo, “picado de la araña” y que vivía siempre en las nubes) sobre las incitaciones de otras personas mayores, que después se han arrepentido al punto de negar su responsabilidad en aquella funesta ocasión, y sobre el peso de tantos deberes y tantos intereses nacionales coligados por la fatalidad. Mi brújula no se equivocaba, y tengo derecho a lamentarlo.

De repente sobrevino la tremenda sacudida nerviosa, tanto mayor cuanto que la muerte de mi padre, fue un accidente, un choque contra un obstáculo físico, una violenta intromisión de la metralla en la vida y no el término previsible y paulatinamente aceptado de un acabamiento biológico. Esto dio a su muerte no sé qué aire de grosería cosmogónica, de afrenta material contra las intenciones de la creación. Mi natural dolor se hizo todavía más horrible por haber sobre- venido aquella muerte en medio de circunstancias singular- mente patéticas y sangrientas, que no sólo interesaban a una familia, sino a todo un pueblo. Su muerte era la culminación del cuadro de horror que ofrecía entonces toda la ciudad.

Por las heridas de su cuerpo, parece que empezó a desangrarse para muchos años, toda la patria…

Lloro por la injusticia con que se anuló a sí propia aquella noble vida; sufro porque presiento al considerar la historia de mi padre, una oscura equivocación en la relojería moral de nuestro mundo; me desespera, ante el hecho consumado que es toda tumba, el pensar que el saldo generoso de una existencia rica y plena no basta a compensar y a llenar el vacío de un solo segundo. Mis lágrimas son para la torre de hombre que se vino abajo; para la preciosa arquitectura —lograda con la acumulación y el labrado de materiales exquisitos, a lo largo de muchos siglos de herencia severa y escrupulosa— que una sola sacudida del azar pudo deshacer; para el vino de siete cónsules que tanto tiempo concentró sus azúcares y sus espíritus, y que una mano aventurera llegó de repente a volcar.

Después me fui rehaciendo como pude, como se rehacen para andar y correr esos pobres perros de la calle a los que un vehículo destroza una pata; como aprenden a trinchar con una sola mano los mancos; como aprenden los monjes a vivir sin el mundo, a comer sin sal los enfermos

Cuando salí de mi casa
con mi bastón y mi hato,
le dije a mi corazón:
—Ya llevas sol para rato!—
Es tesoro —y no se acaba:
no se me acaba —y lo gasto.
Traigo tanto sol adentro
Que ya tanto sol me cansa.—
Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino resolana.

Desde -entonces mi noche tiene voces,
huésped mi soledad, gusto mi llanto.
Y si seguí viviendo desde entonces

es porque en mí te llevo, en mí te salvo,
y me hago adelantar como a empellones,
en el afán de poseerte tanto.

Aprendí a preguntarle y a recibir sus respuestas. A consultarle todo. Poco a poco, tímidamente, lo enseñé a aceptar mis objeciones —aquellas que nunca han salido de mis labios pero que algunos de mis amigos han descubierto por el conocimiento que tienen de mí mismo. Entre mi padre y yo, ciertas diferencias nunca formuladas, pero adivinadas por ambos como una temerosa y tierna inquietud, fueron derivando hacia el acuerdo más liso y llano. El proceso duró varios años, y me acompañó por viajes y climas extranjeros. Al fin llegamos los dos a una compenetración suficiente. Yo no me arriesgo a creer que esta compenetración sea ya perfecta porque sé que tanto gozo me mataría, y presiento que de esta comunión absoluta sólo he de alcanzar el sabor a la hora de mi muerte.

Las citas de los viernes: Cubantropía de Iván de la Nuez. Ed. Periférica

Para arrancar el fin de semana, las perlas de esta joya post caribeña y universal, un reclamo a nuestra atención. Que ustedes las disfruten, de Cubantropía de Iván de la Nuez, Ed. Periférica

Enemigo. Para eso, nada mejor que reforzar la conexión entre Identidad Nacional y Antimperialismo. O resucitar, en el mundo postsoviético, el halo primigenio de una revolución que alguna vez había sido joven, original y también -no sobra recordarlo a las almas coloniales- occidental.

¿Cuál fue el argumento para justificar la persistencia del mismo régimen, en compañía de China, Corea del Norte o Vietnam? Precisamente, esa historia excepcional con indicios suficientes demostrar que para el país nunca había sido un satélite más de la galaxia soviética.

;Algo qué hacer entre las líneas duras que se levantaban, irreconciliables, a cada lado de la corriente del Golfo? A través de todos sus ensayos, ése es el territorio que escudriña este libro. Esa zona que no encontraremos en los anales de las Grandes Causas, sino en los ámbitos casi domésticos de las pequeñas consecuencias. Esas escalas en las que la cultura cumple modestamente su cometido y pone a los poderes oficiales -en cual- quiera de sus esquinas- bajo sospecha.

Pese a todo, la entrada en escena de la generación del babyboom desatado por esa propia Revolución fue inevitable. «Los hijos de la Utopía», como les llamó Osvaldo Sánchez, los únicos que sólo habían conocido, en exclusiva, la experiencia socialista. Ellos no serían, como predijo Alejo Carpentier de su generación en los años 30, «los clásicos de un mundo nuevo», pero sí fueron la máxima demostración del envejecimiento del modelo cubano.

Tal vez fuera demasiado pronto para abandonar el socialismo, pero demasiado tarde para regresar a la Revolución.

Pero yo sigo pensando el ensayo en su aserción teatral, como una aproximación previa e imperfecta a una realidad que no está constituida del todo. (No es todavía la función real.)

Todo eso se puso en juego en aquel arte que se cruzó con el desplome del comunismo en Europa del Este y del Sandinismo en Centroamérica, con el apogeo de la Nueva Derecha en Estados Unidos y el envejecimiento de la Nueva Izquierda en Cuba.

La nueva burocracia de la perestroika -que había heredado este tour de la antigua burocracia estalinista, no sabía qué hacer con aquella delegación, armada y acompañada por nuestra burocracia tropical. Había llegado para ellos el momento de girar hacia Occidente – aunque de allí veníamos precisamente nosotros!, y aquél avión cargado de cubanos era una nave fantasma procedente de un mundo cuyo tiempo ya empezaba a conjugarse en alguna forma del pretérito.

Esta nueva forma de surveillance ha sido Thiel, un artista que sufrió la represión de la antigua RDA, pero que no ha perdido el olfato (en este caso el ojo) para detectar las más sutiles represiones del capitalismo, y que suele responderme airado cuando lo clasifico como un poscomunista.

Para cualquier hijo de la Guerra Fría, avanzar por Berlín significa cumplir una revancha. Por que, al final, un sujeto nacido en (y para) el comunismo es comparable a un Trabant. Obligado a practicar el tuning y avituallarse con piezas occidentales -dólares y euros en el paquete- con talde alargar su travesía en el capitalismo. Para este sujeto del poscomunismo, Berlín es la metáfora del futuro que una vez fue prometido. Un futuro fugaz, hay que reconocerlo, con el éxtasis adicional sólo alcanzan las ciudades en transición.

Y es que, como dice un personaje delirante de Paul Auster, «una vez que pruebas el sabor del futuro, ya no hay forma de volver atrás».i

El Muro ha caído hacia los dos lados. Y la democracia que hoy habitamos -esta democracia liberal y menguante- será quizá una condición necesaria, pero no suficiente, para ese futuro que las ingenierías sociológicas -Francis Fukuyama y su fin de la historia, sin ir más lejos- previeron como una panoplia cercana al mundo feliz de Aldous Huxley.

A ambos lados, se ha percibido de manera muy diferente lo que significa una utopía: para muchos de esos intelectuales -John Reed, Jean – Paul Sartre, Noam Chomsky-, el comunismo fue durante gran parte de su vida el paraíso buscado. Para mucha gente del Este, en cambio, ha sido el paraíso perdido. Para unos era un sueño, para
otros, una pesadilla. Para los occidentales, su fantasía se situaba como una alternativa al individualismo; para los que vivían bajo los estados comunistas, el problema era, precisamente, la asfixia de la individualidad.

Su idea de que el capitalismo somete por adicción, como el narcotráfico contemporáneo, dado que su estrategia no radica en «encontrar productores y duplicar sus fuerzas, sino en descubrir consumidores, excitar sus apetitos y crearles necesidades ficticias»; o por su crítica a los que invocan a la revolución siempre que esto no les lleve a romper del todo con sus intelectuales patrones.

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El libro nuestro de cada martes: Cubantropía de Iván de la Nuez. Ed. Periférica

Pertenezco a una generación partida, rota en cierto sentido, aquella que vio caer el Muro de Berlín para presenciar cómo se desvanecían los sueños que habían animado a mis padres y a mis abuelos pero que no encontró en el mundo prometido toda la esperanza que se aguardaba; soy de lo que llamaron la generación X, como equis, como cualquier cosa; la misma que ahora, confundida y agobiada se da esperanzas en un mundo que, otra vez hay que reconstruir. Iván de la Nuez nos ofrece en «Cubantropía», editada por Ed. Periférica, una mirada desde dentro de la Isla de los cronopios o bien el infierno verde, como quiera que se deseara verlo; un viaje a aquellos años que causaron el mundo que ahora, tento nos cuesta entender.

Algo más sobre el libro: https://ipi-ufv.com/cubantropia/

Una conversación con Iván de la Nuez

La lista tonta de los jueves: Ernesto Cardenal

Excepcional en nuestras costumbres, nuestro tema de hoy es un hombre; también excepcional. Como homenaje en su cumpleaños, la bibliografía completa de Ernesto Cardenal apuntada.

Hora 0
https://ketzalitorres.wordpress.com/2012/06/24/poesia-nica-hora-0-ernesto-cardenal/

Gethsemani Ky
https://campodemaniobras.blogspot.com/2017/02/ernesto-cardenal-de-gethsemani-ky.html

Epigramas
https://thesolipsta.wordpress.com/2013/06/12/ernesto-cardenal-nicaragua-51-epigramas/

Salmos
https://www.trotta.es/libros/salmos/9788481642339/

Oración por Marilyn Monroe y otros poemas
https://circulodepoesia.com/2010/08/ernesto-cardenal-y-marilyn-monroe-una-plegaria-un-poema/

El estrecho dudoso
https://www.visor-libros.com/tienda/el-estrecho-dudoso.html

Mayapán
https://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/11/aih_11_5_046.pdf

Homenaje a los indios
https://www.jstor.org/stable/29739787?seq=1https://www.jstor.org/stable/29739787?seq=1

Canto nacional
https://www.revistadelauniversidad.mx/articles-files/86819dc4-aced-46a1-84db-6324c18211a8

Oráculo sobre Managua
https://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/cardenal_poe.htm

Canto a un país que nace
https://www.jstor.org/stable/20541913?seq=1

Tocar el cielo
https://www.valentinatruneanu.com/tocar-el-cielo-con-ernesto-cardenal/

Vuelos de victoria
https://www.polifemo.com/libros/vuelos-de-victoria/51514/

Quetzalcúatl
https://elcultural.com/Ernesto-Cardenal-Premio-Reina-Sofia-de-Poesia-Iberoamericana

Los ovnis de oro
http://www.elem.mx/obra/datos/226543

Cántico cósmico
https://www.zendalibros.com/cantico-cosmico-de-ernesto-cardenal/

El telescopio en la noche oscura
https://www.palabravirtual.com/index.php?ir=ver_voz1.php&wid=1872&t=Duro+es…&p=Ernesto+Cardenal&o=Ernesto+Cardenal

Antología nueva
https://www.trotta.es/libros/antologia-nueva/9788481640359/

Versos del pluriverso
https://www.revistadelibros.com/articulos/versos-del-pluriverso-de-ernesto-cardenal

Pasajero de tránsito
https://www.trotta.es/libros/pasajero-de-transito/9788498790184/

El celular y otros poemas
https://elpais.com/cultura/2012/11/13/actualidad/1352825172_226801.html

Hidrógeno enamorado
https://www.euromundoglobal.com/noticia/137243/cultura/ernesto-cardenal-hidrogeno-enamorado-de-dios-y-de-la-ciencia.html

Dos en uno
https://www.publico.es/actualidad/encuentro-ernesto-cardenal-y-ines.html

Somos polvo de estrellas
https://www.milenio.com/opinion/sergio-gomez/ultimo-round/somos-polvo-polvo-de-estrellas

Vida perdida
https://www.trotta.es/libros/vida-perdida/9788481647488/

Los años de Granada
https://anamaediciones.com/2017/08/18/los-anos-de-granada-ernesto-cardenal/

Las ínsulas extrañas
https://www.proceso.com.mx/257179/adelanto-de-libros-las-insulas-extranas-de-ernesto-cardenal

La revolución perdida
https://www.trotta.es/libros/la-revolucion-perdida/9788481646757/

Ansías y lengua de la poesía nueva nicaragüense
http://www.soypoeta.com/directorios/escritor/cardenal-ernesto

Vida en el amor
https://www.trotta.es/libros/vida-en-el-amor/9788498791723/

En Cuba
https://mislibrosconnotas.blogspot.com/2014/10/ernesto-cardenal-en-cuba.html

Fidel Castro: cristianismo y revolución
https://elnacional.com.do/algo-mas-que-salud-349/

El Evangelio en Solentiname
https://www.trotta.es/libros/el-evangelio-en-solentiname/9788481648386/

La santidad de la revolución
http://teologiadelpueblo.blogspot.com/2018/02/sobre-la-santidad-de-la-revolucion.html

La batalla de Nicaragua
https://www.nexos.com.mx/?p=3609

La paz mundial y la revolución en Nicaragua
https://www.laprensa.com.ni/2017/01/20/cultura/2168782-ernesto-cardenal-poeta-en-revolucion-a-sus-92-anos

Democratización de la cultural
https://www.academia.edu/33266756/ERNESTO_CARDENAL_CONTEXTO_HISTORICO

Los campesinos de Solentiname pintan el Evangelio
https://malsalvaje.com/2020/03/01/murio-el-poeta-revolucionario-ernesto-cardenal/

Nostalgia del futuro: pintura y buena noticia en Solentiname
https://searchworks.stanford.edu/view/1509113

Nuevo cielo y tierra nueva
https://www.cahanbooks.com/pages/books/52747/ernesto-cardenal-jurgen-muller-schneck/nuevo-cielo-y-tierra-nueva-epistola-a-monsenor-casaldaglia-fotografias-de-jurgen-muller-schneck

El río de San Juan: estrecho dudoso en el centro de América
https://www.senalmemoria.co/articulos/ernesto-cardenal-en-la-coleccion-de-senal-memoria

Del monasterio al mundo. Correspondencia
https://legacy.lib.utexas.edu/taro/utlac/00439/lac-00439.html

Correspondencia (1959-1968). Thomas Merton y Ernesto Cardenal, contiene 90 cartas entre el poeta nicaragüense y el monje escritor norteamericano; Trotta, Madrid, 2003
https://legacy.lib.utexas.edu/taro/utlac/00439/lac-00439.html

Este mundo y otro
https://www.trotta.es/libros/este-mundo-y-otro/9788498792102/

Feliz cumpleaños querido Ernesto Cardenal!

Cuando murió Ernesto Cardenal publiqué esto que ahora resucito, como él que nunca muere y cumplirá años siempre, porque queremos tanto a Ernesto

Siempre pensé que Ernesto no se iba a morir nunca. No es que creyera que sería inmortal, pero nunca concebí que pudiera morirse; así, anciano y en cama, sometido por el que antaño fuera su compañero, pero siempre contestarario, siempre fiel a sí mismo y a sus ideas; nunca lo pensé, pero Ernesto Cardenal se ha ido. Me duele mucho pensar que se ha muerto porque con él se se marcha también la ilusión de muchas generaciones, de las que en aquellos años de la guerra fría pensábamos que en serio podríamos construir un socialismo a nuestra medida, un socialismo al que podríamos llamar justicia, igualdad y libertad; algo muy distinto del populismo y de las medias afirmaciones, algo que se parecía a aquella misa guerrillera en plena selva nicaragüense. Cuando el Sandinismo eran aquellos jóvenes que bajaban de las montañas y se cubrían de una gloria casi infantil que se dibujaba en sus rostros asombrados.
No quería creerlo porque no era posible que se fuera Ernesto, el poeta trapense de Solentiname como lo llamaba Mejía Godoy en su canción “La tumba del guerrillero”, no podía creerlo porque hubo en Latinoamérica una generación que creía en ideales, que pensó que todo era posible y que al final del día, igual que la muerte de Ernesto, resultó que sí, el poeta era tan mortal como cualquiera y que aquellos dulces ideales habían sido eso, dulces como los que se dan a los niños para que sigan creyendo en la omnipotencia de sus padres cuando les dicen “todo va a estar bien” aunque sepan que no es cierto. Porque ya no habrá otra Managua como en aquellos alegres días de Ernesto Cardenal construyendo la patria y el hombre nuevo, igual que no habrá otro Santiago de Chile con las Alamedas de Salvador Allende y tampoco otra Habana de los barbudos con una paloma blanca posada en el discurso; porque todo eso es ya una playera del Che Guevara maquillado como Cepillín en un mercado de chucherías a cien pesos la pieza. Todo nostalgia, todo sensación de vacío.
Leí la noticia una y diez veces porque no podía ser cierto que aquel hombre, sacerdote que se murió siéndolo a pesar que el Papa Wojtila lo había sometido y castigado y él, conforme a sus votos y su convicción había permanecido disciplinado pero no silencioso; eso era en aquella Iglesia de la Teología de la Liberación que le tuvo miedo a su propia fuerza, que se aterrorizó de su propia potencia liberadora; en su poesía Cardenal se había pronunciado por el Evangelio de los pobres porque eso era y es lo que pedía nuestro continente, que no hubiera tanto pobre a la sombra de los muros de mansiones, esas sí unas cuantas que hoy como entonces siguen acumulando, de manera escandalosa, la enorme mayoría del ingreso; pero se fue, para siempre. Como padre que era lo fue de muchos, mío también en cierto sentido, al menos en el de la formación poética, en el de la comprensión de que del Río Bravo para el sur todo es Patria Grande aunque no nos guste, aunque no estemos acostumbrados y la política de la división siga entreteniéndonos tanto, anhelando a entrar en el club de los ricos para que, solos, no tengamos ya necesidad de mirar a este enorme continente de la Ñ. Pero Ernesto se fue y nosotros nos quedamos.
Claro que era imposible la muerte de Ernesto, si se murió debe haber sido de puro cansancio, de ver que no íbamos ya a ninguna parte, que nos quedamos como burro dando vuelta a la noria, rumiando nuestros problemas ancestrales y, viendo la ruina de los proyectos faraónicos, los niños y las mujeres siguieran siendo las principales víctimas de la violencia, muerto de tedio pero no de desesperanza, de saber que no se necesitan ni un Somoza o un Duvalier o un Trujillo para hacernos la vida imposible porque solitos podemos, no necesitamos ayuda para nuestras concepciones clasistas, racistas y pequeño burguesas; como si las dictaduras hubieran aprendido tan bien sus papeles que pueden interpretarlos de mil maneras distintas.
Como se iba a morir, sigo preguntándome, aquel hombre duro pero dulce y bueno, excelente poeta, al que la UNAM me regaló el privilegio de conocer, como se iba a ir alguien que era revolucionario pero sobre todo era cantor, aquel que cuando le pregunté en un foro de estudiantes su opinión sobre la poesía revolucionaria, me contestó que para ser revolucionaria primero debía ser, de verdad poesía. Él que arrancó las lágrimas de estudiantes que no la conocieron pero que sintieron el mismo estremecimiento que sentí yo, cuando treinta años antes leí por primera vez la Oración por Marilyn Monroe. Él que decía que la adoración de la belleza de las muchachas lo había llevado a la adoración de la belleza de Dios que se reflejaba en los campos y en las culturas de nuestros indios.
Es un lugar común, un cliché viejo y manido si se quiere, pero es real porque tengo razón y Ernesto no se muere, ni hoy ni nuca, no se muere porque ahí está en el cuento magnífico de Julio Cortázar “Apocalipsis en Solentiname”; no se muere porque no hoy y tal vez no mañana, pero siempre habrá quien quiera apostar por la igualdad y la solidaridad, que tomará la opción por los pobres de nuestro continente y no con palabras y discursos, sino con propiedad de sus tierras, con educación y solidaridad basada en la alegría de juntos seguir construyendo el continente.
Adiós compañero poeta, adiós viejo guerrillero. Adiós y paz a ti, que te sea concedida después de una larga vida luchando por darnos ese regalo,

La lista tonta de los jueves. Derechos humanos

Hoy conmemoramos el día mundial de los derechos humanos. Jornada de lucha y reflexión, con la esperanza de que algún día sea un momento de celebración para todos. La lista tonta ofrece veinte novelas sobre derechos humanos . Ya se sabe, lo primero que se nota en una lista es lo que le falta.

Antes de que anochezca. Reinaldo Arenas. https://www.planetadelibros.com.mx/libro-antes-que-anochezca/146457

Ciudad de barro. Deborah Ellis. http://www.eltemplodelasmilpuertas.com/entrevista/deborah-ellis/181/

Las alas del sol. Jordi Sierra i Fabra. https://librotea.elpais.com/libros/las-alas-del-sol/

La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile. Gabriel García Márquez. https://www.animalpolitico.com/lo-que-quiso-decir/las-aventuras-de-miguel-littin-clandestino-en-chile/

La broma. Milan Kundera. https://www.zendalibros.com/la-broma-milan-kundera/

La cueva del sol. Elias Khoury. https://elpais.com/diario/2009/08/01/babelia/1249083557_850215.html

Primavera con una esquina rota. Mario Benedetti. https://bibliotecamiguelcatalan.wordpress.com/club-de-lectura-leer-juntos/club-de-lectura-2013-4/primavera-con-una-esquina-rota-de-mario-benedetti/

Pedro y el capitán. Mario Benedetti. https://www.actualidadliteratura.com/pedro-y-el-capitan-uno-de-los-mejores-libros-que-jamas-se-ha-escrito/

Fahrenheit 451. Ray Bradbury. https://www.planetadelibros.com/libro-fahrenheit-451/298205

África en el corazón. M. Del Carmen de la Bandera. https://www.bambuamerica.com/libro/frica-en-el-corazn_80070417/

Un libro levemente odioso. Roque Dalton. https://www.oceansur.com/catalogo/titulos/un-libro-levemente-odioso

Jim en el espejo. Inger Edelfeldt. https://www.uv.es/capelo/Jim_en_el_espejo.html

El señor de las moscas. William Golding. http://mascultura.mx/el-senior-de-las-moscas-libro-william-golding/

Lobo negro, un skin. M. Hagerman. https://literaturamasuno.blogspot.com/2018/11/lobo-negro-un-skin-marie-hagemann.html

El pájaro amarillo. Myron Levoy. http://atrapado.tripod.com/diferentes.html

El Evangelio de Lucas Gavilán. Vicente Leñero. https://www.planetadelibros.com.mx/libro-el-evangelio-de-lucas-gavilan/155446

El beso de la mujer araña. Manuel Puig. http://www.laizquierdadiario.com/El-beso-de-la-mujer-arana-literatura-sexo-y-revolucion-en-Puig

Sin novedad en el frente. Erich María Remarque. https://magnet.xataka.com/en-diez-minutos/sin-novedad-en-el-frente-la-vida-del-soldado-en-la-primera-guerra-mundial

Tambores de cristal. M. Carme Roca. https://www.larepublicadelasletras.es/es/libros/tambores-de-cristal_0780890060

Retorno a la libertad. Carlos Villanes. http://cuentatelavida.blogspot.com/2010/09/retorno-la-libertad-de-carlos-villanes.html

Homenaje a los indios americanos. Ernesto Cardenal. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=52025

En el Estudio de Eduardo Ruiz Healy, una charla con César Benedicto Callejas

Acompáñenos a la charla con Eduardo Ruiz Healy: literatura, sociedad, reflexión amable en este horario:

_*Grupo Formula_*

Sábado 28 de noviembre / 20

Transmisión y Cobertura Programa

_*”En el Estudio de Eduardo ”_*

Con César Callejas

Abogado y Escritor

_*20:00 a 21:00 hrs_*

_*Radio_*

970 AM y

la Cadena Nacional

103.3 FM

_*20:30 a 21:30 hrs_*

_*Telefórmula_*

Canal 354 de Dish,

157 de Sky

121 de IZZI,

85 de Cablecom ,

161 por TotalPlay y

153 de Megacable

En los Estados Unidos

Comcast- por Xfinity Latino

Spectrum – por Latino View.

El libro nuestro de cada martes: Sofía de los presagios de Gioconda Belli

Cisterna de Sol ofrece este libro que invoca lo más profundo de nuestra naturaleza y de nuestra identidad; un viaje a la Latinoamérica profunda, a nuestros orígenes; a las sociedades en que vivimos y crecemos; es al mismo tiempo un encuentro con la condición de la mujer, la maternidad y la liberación. Escrito por la pluma prodigiosa de una de nuestras autoras más memorables, Gioconda Belli.

Gioconda Belli habla sobre otro de sus libros:

Algo más sobre el libro:

https://www.planetadelibros.com.mx/libro-sofia-de-los-presagios/253396

Imagginación

Meditación Divertida con Maggie

Disappearing Thoughts

clicks and clips

Tablaturas de mis pasos

Unas cuantas palabras y fotos para los lugares que me hacen feliz.

NOUS LES FEMMES

Aller au delà de nos limites à travers le monde. J'en suis capable, pourquoi pas toi? Pourquoi pas nous? Ensemble nous sommes invincibles "Je suis femme and i can".

Rosie Blog

A garden of wild thoughts. Feeling thoughts and dilemmas

Un Loco Anda Suelto

Entra en mi mente...déjame entrar en la tuya...

umaverma12

Inner-peace is necessary to overcome of all the pain.

Neus Sintes

En el soñador vida y sueño coinciden

La poesía, eso decían

Como plasmar la idea natural.

Cynthia Briones

Poesía, reflexiones, pensamientos.

Polisemia Revista cultural

En cada edición proponemos una palabra para indagar sus posibles significados desde distintas áreas.

www.casasgredos.com

Alojamientos rurales en Avila y Provincia. Tlf.920206204/ 685886664